Montbar, nueva etapa para un clásico de la alta cocina en barra

La barra de Montbar, de las mejores de Barcelona
La barra de Montbar, de las mejores de Barcelona
Alex Froloff
La barra de Montbar, de las mejores de Barcelona

Camino de cumplir una década, a estas alturas Montbar (Diputació, 220) no necesita presentaciones. Ni, seguramente, más palmaditas en la espalda de las que ha recibido durante casi diez años en los que ha conseguido convertir esta esquina del Eixample en un lugar de referencia para la gastronomía de la ciudad. 

Se suele hablar de él como un restaurante con alma de bar. Y aunque la idea está un poco desgastada, la verdad es que resume bastante bien la filosofía que se estila en esta casa. Y que se ha mantenido durante este tiempo más allá de la personalidad propia que ha impregnado en la carta cada uno de los cocineros y cocineras que han pasado por aquí.

Ahora es el turno de Fran Agudo. Su llegada desde Tickets es, precisamente, la excusa perfecta para volver a Montbar y sentarnos en su barra. También hay mesas, claro, pero siempre nos ha parecido que es aquí donde más se disfruta de la experiencia del lugar.

Los platos de bocado articulan la carta de Montbar.
Los platos de bocado articulan la carta de Montbar.
Alex Froloff

La sala parece reclamar más protagonismo, pero sin renunciar a ese trato cercano y nada encorsetado. Pero es verdad que ahora más platos se rematan frente al comensal, como el riquísimo canelón de espárragos blancos con bearnesa. Guiños de alta cocina en las formas, la técnica y el contenido, pero en ese formato que algunos llaman bistronómico. 

Snacks

Aunque se mantienen, adaptan y reinterpretan clásicos de Montbar como su espardeña con carbonara, si en algo se nota la llegada de Agudo es en la apuesta por los snacks, bocados que ahora ocupan casi la mitad de la carta.

Almendra tierna en tempura, soufle berberechos, calamar servido entre dos rebanadas de piel de pollo o tostada de ceviche fueron algunos de los  que pudimos probar. De todos modos, la temporalidad manda así que buena parte de la oferta se va adaptando al producto disponible en cada momento. 

Agudo remata el canelón de espárragos
Fran Agudo remata el canelón de espárragos
Iker Morán

Ese dinamismo de la carta es clave para un lugar de visita recurrente. Aquí no hay -ni ha habido, ni se le espera- menú degustación, sino una oferta amplia y de temporada que permite volver sin aburrirse ni repetir.

¿Un restaurante de producto? Sí y no. Sería el discurso más fácil en estos tiempos, porque producto sobra y la temporada manda: bonito, erizo, pichón, colmenillas... 

Calamar entre dos láminas de piel de pollo, uno de los snacks de Montbar.
Calamar entre dos láminas de piel de pollo, uno de los snacks de Montbar.
Iker Morán

Producto a veces más desnudo, pero normalmente con cierta complejidad en la elaboración y numerosos elementos en el plato. Algo que nos vuelven a situar mucho más cerca de la alta cocina que de esa casa de comidas que ahora tantos reivindican.

Lo del ticket medio resulta complicado, porque dependerá mucho del hambre, la sed -excelente carta de vinos con 200 referencias y cosas muy interesantes a copas- y las ganas de jugar. Pero por hacerse una idea, 60 euros puede ser una buena pista.

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